martes, 8 de abril de 2008

Conciencia Ecológica

En el año 1995 me decido finalmente a presentar el proyecto a la Línea Laberinto de Planeta DeAgostini.

Ya que necesito unas páginas de prueba, decido que estas podrían funcionar, además, como una pequeña historia autoconclusiva.

Los ultimos coletazos de la New Age que aún pululaban por mi cabeza me llevan a titularla: “Conciencia Ecológica”.

La cosa era bastante alucinante.
Página uno.
Seis latas de Cherry Coke. Una familia las adquiere en el supermercado. Las consumen. Tiran las anillas de plástico a la basura. Una de las gaviotas del vertedero las coge con sus patas pensando que son comestibles. Después las abandona en el tridente de una estatua de neptuno.
Página dos.
Jacob es perseguido por un grupo de gente. Son violentos. Quieren matarle. Jacob, acorralado en una azotea, se convierte en murciélago. Resulta físicamente demoledor pero no tiene otra opción.
En las siguientes páginas vuela por Barcelona y pasa junto al tridente del neptuno que vimos antes.

Después comienza a convertir su aspecto de nuevo en el de un humano.

El pelo de murciélago desaparece, los huesos crecen, son cubiertos de músculos y estos de piel.
Pero algo sale mal.

En su vuelo una de las anillas de plástico que mantenían unidas las latas de Cherry Coke quedó rodeando su cuello mientras volaba cerca del tridente de la estatua. Al metamorfosearse de nuevo esta le oprime y no le deja respirar.
Hay un forcejeo, el vampiro capaz de destrozar de un bocado la cabeza de un hombre es ridiculamente débil a la hora de enfrentarse con un trozo de plástico.
Al final consigue romper la anilla y respirar de nuevo. Hace una reflexión sobre lo cerca que a estado de morir por culpa de la poca conciencia ecológica de los humanos.

Todo muy serio, todo muuy dramático.

Orgulloso le enseño a mi amigo Alberto López Aroca estas páginas. Ya había enviado unas copias a Planeta aunque la única que estaba entintada era la primera. El caso era que se hicieran una idea de cómo iba a quedar la miniserie.

Alberto no da crédito a lo que está leyendo.
Una carcajada sale de su boca. No puede parar de reir.
Yo lo miro y no estoy seguro de cómo debo reaccionar. Se está riendo de mi tebeo y me hace saber que es ridículo.

Odio reconocerlo pero tiene razón.

Ni siquiera me molesto en entintar el resto de las páginas. Simplemente las guardo en un cajon y procuro perderlas de vista.

Una dura lección pero quizá la mas importante. Una que muchos jamás aprenderán aunque estén realmente convencidos de que sí lo han hecho.

No seas autocomplaciente.

Gracias Alberto. Eres un cabrón, tio.
Afortunadamente.
Y te quiero.

En Planeta también alucinaron bastante con “Conciencia Ecológica”. Lo cierto es que cuando presenté a Toni Guiral el proyecto para 6 comic-books de “El Baile del Vampiro” el ya conocía “El Hijo de Kim” y mi trabajo en Kiss Comix. Me dio bastantes esperanzas y me dio a entender que el proyecto estaba cási aprobado antes de empezar.

La sinopsis, el guión técnico y las páginas de prueba parecían una formalidad.
Sin embargo Toni estaba desconcertado (o esa impresión me dió de la conversación que mantuvimos entonces). El hecho de que yo hubiera descubierto recientemente el comic americano hizo que no pudiera asimilar correctamente todas aquellas nuevas influencias. Cada viñeta de la historia autoconclusiva parecía realizada con un estilo distinto, no existía una coherencia de conjunto. Estaba claro que estaba en plena metamorfosis y Toni me pidió que hiciera otras páginas de prueba con un estilo mas definido.

Aquello me deprimió un poco, y antes de realizar esas nuevas páginas de prueba comencé mi segunda serie para la revista Kiss Comix. Eso me ayudaría a centrarme.

Los vampiros aún tuvieron que esperar un poquito.
En la imagen: Primera página inédita de "Conciencia Ecológica".
No seais muy duros con ella, tenía 21 años y estaba confuso

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